El término azulejo, del árabe الزليج az-zulaiŷ (piedra pulida), se refiere a una pieza de cerámica de poco espesor, generalmente cuadrada, en la cual una de las caras es vidriada, resultado de la cocción de una sustancia a base de esmalte que se torna impermeable y brillante. Esta cara puede ser monocromática o policromática, lisa o en relieve. El azulejo es generalmente usado en gran cantidad como elemento asociado a la arquitectura en revestimiento de superficies interiores o exteriores o como elemento decorativo aislado.
Los temas oscilan entre los relatos de episodios históricos, escenas mitológicas, iconografía religiosa y una extensa gama de elementos decorativos (geométricos, vegetalistas etc.) aplicados en paredes, pavimentos y techos de palacios, jardines, edificios religiosos (iglesias, conventos), de habitaciones y públicos.
Con diferentes características entre sí, este material se convirtió en un elemento de construcción divulgado en diferentes países. El azulejo trascendió para algo más que un simple elemento decorativo de poco valor intrínseco. Este material convencional es usado por su bajo costo, por su gran posibilidad de realzar estéticamente un edificio de modo práctico. Pero en el se refracta, además de la luz, el repertorio de la imaginación del artista. Actualmente, se busca más al azulejo por su característica impermeabilizante que por su valor decorativo, siendo muy usado en cocinas, baños y demás áreas hidráulicas.